sábado, 22 de mayo de 2010

Alternativas para el Desarrollo Económico de México

Por: Luis Enrique Martínez

México está celebrando el bicentenario de su independencia y el centenario de la revolución. Los gobiernos de los distintos niveles hacen énfasis en esos dos temas de celebración y emprenden acciones para conmemorarlos, mismas que no necesariamente abonan al proyecto de nación de este país, ni siquiera en lo que respecta a generar una identidad como mexicanos, pues hay un gran desconocimiento de los significados de la independencia de México y de su revolución, y mucho menos sirven dichas acciones para crear conciencia y no ser meros pobladores, sino verdaderos ciudadanos responsables.

¿A 200 años de la independencia de México, y 100 años de la revolución mexicana, verdaderamente México ha seguido un proyecto de desarrollo económico congruente con los ideales de la independencia y principalmente de la revolución de 1910?

El proyecto de nación mexicana se encuentra establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que data de febrero de 1917, creada por Venustiano Carranza y un congreso constituyente bajo los ideales revolucionarios, mismos que se enfocaban en la equidad social, el desarrollo, la protección de los recursos del país, la educación para combatir la ignorancia, además del establecimiento de un verdadero federalismo, así como de un sistema democrático y presidencialista, pero con un poder legislativo y un judicial lo suficientemente fuertes para hacer contrapesos al ejecutivo.

Dice Méndez Morales que la economía política es la ciencia que estudia las leyes que rigen la producción, la distribución, la circulación y el consumo de los bienes y servicios que satisfacen necesidades humanas, mientras que la política económica es el conjunto de acciones que aplica el Estado en la economía.

Atendiendo a la citada definición, y para lograr el objetivo de dicho ensayo, es importante conocer cuáles han sido las políticas económicas que ha emprendido el gobierno de México y saber cuáles han dado mejores resultados y cuáles han sido erróneas, para así plantear las alternativas para el desarrollo económico de México.
Además de lo antes planteado, es importante resaltar que el país ha transitado por distintos modelos económicos; desde el intento de establecer un socialismo con Lázaro Cárdenas, hasta los modelos neoliberales implantados desde los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, haciendo un pequeño cambio en las políticas económicas de Vicente Fox Quezada y actualmente Felipe Calderón Hinojosa.

Lo antes mencionado evidencia que el tránsito de la vida económica de México ha sido por el capitalismo, en ocasiones moderado, en otras con más tendencia hacia el desarrollo social, y en otras ocasiones más, hasta dictatorial, aunado de un poder ejecutivo fuerte, y un legislativo que obedece al ejecutivo en la mayoría de la historia de dicho país, existiendo apenas un cambio a partir del año 1997, donde por primera vez el partido del gobierno pierde la mayoría en el Congreso y el Presidente se ve en la dificultad de atender a un Congreso plural que en ocasiones propondrá alternativas distintas a las que él plantea para el desarrollo económico del país, aunque la discusión de aquellos años fue más enfocada hacia la democratización y la creación de un sistema electoral que diera certeza a los partidos políticos y a la ciudadanía, más que en temas económicos, pues en estos no hubo tantos avances mas que en el tema del fortalecimiento de la macroeconomía y las participaciones con el extranjero; sin embargo, el tema democrático también es pieza fundamental para el desarrollo económico.

México, hasta hace pocos años ha intentado transitar por la alternativa del “Mercado Libre”, la cual se ha demostrado que no es la solución para todo, pues genera problemas en lo que toca a desproporciones; es decir, ha generado una concentración del poder económico en pocas manos, una competencia arruinante que no permite a los pequeños inversionistas crecer, genera insolidaridad y un aislamiento individual en lo que respecta incluso a temas ontológicos, subvaloración del medio ambiente y fallas en el abastecimiento.

México requiere de un sistema económico que logre la reconciliación entre el mercado y las necesidades sociales, una síntesis equilibrada coherente entre los extremos de liberalismo o socialismo, un sistema económico que atienda a la libertad humana para realizarse plenamente sin que un Estado dicte su destino, pero que a su vez dicha libertad humana tampoco se convierta en un libertinaje económico en el que la ley del más fuerte sea la que impere. Se requiere una combinación del principio de la libertad del mercado con el principio de la compensación social y de los contrapesos.

Ludwig Erhard señala que la idea inspiradora para un sistema económico debe ser la de “armonizar sobre la base de una economía de libre competencia, la libertad personal con un creciente bienestar y seguridad social”.

Para que esta alternativa de desarrollo económico propuesta por el presente ejercicio pueda ser viable, se necesita atender a algunas características específicas, las cuales deben ser la existencia de la propiedad privada, la libre formación de precios, la competencia justa y equitativa (moderada por el Estado mismo), una política económica y social activa (de ordenamiento), donde exista el derecho a la competencia, un orden laboral y social, respeto al Estado de Derecho, y dentro de este mismo, una legislación del medio ambiente, pues las esferas social y económica no pueden ni deben estar por encima de la esfera ambiental porque son complementarias.

Lo antes planteado, debe y puede manifestarse en un creciente bienestar general, y no sólo individual para abonar al bien común.

Uno de los problemas del capitalismo desmedido, y del otro extremo, que es el socialismo, es que el individuo se ve afectado en el desarrollo de su libertad, ya sea por una concentración del poder privado, o por un intervencionismo estatal. Para atacar esto, sirve la idea de la competencia y el flanqueamiento social de los económicamente débiles.

En este trabajo se plantea como opción de desarrollo económico de México establecer un sistema capitalista con una economía social de mercado, y se defiende a la propiedad privada pues los resultados de la libertad económica aseguran y financian el progreso social.

Un ejemplo de nación que ha logrado encaminarse hacia la economía social de mercado, es el caso de Alemania, donde en su política de ordenamiento, se contemplan la progresión fiscal, la legislación para formar patrimonio, el pago de jubilación dinamizado (ajuste a la inflación), un seguro de desempleo, un seguro para casos de enfermedad, apoyo y capacitación para la reintegración al mercado laboral y una legislación ambiental que intenta reducir contaminantes. Además existen fuertes subsidios a la minería y a la agricultura, educación pública, apoyo financiero a estudiantes, tarifas reducidas en transporte público y ferrocarriles para sectores vulnerables, protección al consumidor, prohibición de fusiones o adquisiciones para evitar la dominancia (evitar monopolios), ordenamiento para la admisión a ciertas profesiones (médicos, farmacéuticos, y algunos oficios como panaderos, carpinteros, plomeros o albañiles) y legislación para discapacitados.

Es evidente que un Estado que se preocupa por el bienestar de sus ciudadanos, mismo objetivo que debe tener cualquier otro Estado, tomará en cuenta las características antes mencionadas para su desarrollo, y en la medida en que exista un desarrollo individual solidario, existirá un desarrollo económico y social en cualquier país.

Un modelo económico tampoco debe ser estático, y es uno de los problemas del propuesto para el desarrollo económico de México, el caso de Alemania con la economía social de mercado fue exitoso durante décadas; sin embargo, se observan variables en constante cambio, como problemas de sobrepoblación, una sobreinterpretación de lo social, mayor competencia y menos crecimiento, menor recaudación fiscal, menor margen para bondades sociales, la necesidad de reducir gastos sociales contra la mentalidad de gran parte de la población que cree que se debe de aumentarlos, y el problema de llegar al momento por parte de los gobiernos en que no se da dinamismo al modelo y se vuelve estático por no hacer las adecuaciones necesarias y no reconocer la obsolescencia en los momentos adecuados.

México actualmente no cuenta ni con una economía social de mercado, ni con una economía de mercado libre, pues existen sueldos mínimos, existen también monopolios (caso energético), existen empresas en manos del gobierno (PEMEX, CFE), hay también sindicatos (algunos de ellos fuertes), existen AFORES, hay gastos médicos mayores, existen prestaciones del IMSS, hay un Instituto Federal de Competencia, etcétera.

Además México es catalogado por el informe sobre competitividad del Foro Económico Mundial como un país en avanzado proceso democrático pero que aun no logra consolidar dicha democracia, se encuentra entre las primeras quince fuerzas económicas a nivel internacional, hay una bipolaridad social, la clase media es débil, lo cual es un problema para la estabilidad macroeconómica, pues dicha clase es la que sostiene al país, hay también una educación bipolar en la cual existe competencia entre “licenciados vs peones”, existe también falta en el nivel medio (oficios), no se cuenta con un sistema fiscal eficaz, pues es deficiente la recaudación, el mercado laboral, según informes del mismo foro sólo comprende el 30% de la población económicamente activa, y hay un gran mercado informal. Puntos que deben atacarse inmediatamente.

Con respecto a la viabilidad en México, cabe destacar que su economía también está globalizada y bajo una presión fuerte de países competidores, con tratados de libre comercio entre países que no están al nivel de México y que fácilmente pueden superarlo, existe una brecha social enorme, y hay una marcada división política de autobloqueo.

¿Qué falta?
A manera de conclusión, México ha logrado caminar de manera exitosa en algunos de los puntos que marca su proyecto de nación, el cual fue inspirado en los ideales revolucionarios; sin embargo, para que México encuentre la alternativa que sea con respecto al desarrollo económico, hace falta concretar algunos puntos específicos, los cuales deben ser la integración al mercado formal, el fomento a la inversión para la creación de nuevos empleos formales, desburocratización, hacer eficiente y eficaz al sistema fiscal, además de volverlo más accesible y sea mucho más fácil para el contribuyente hacer declaraciones fiscales, fortalecer al Estado de Derecho, pues si México no se rige bajo el respeto a sus reglas, difícilmente podrá caminar hacia el desarrollo, en el caso de los inversores tanto mexicanos como extranjeros, falta comprometerlos a contribuir en la formación profesional de sus empleados, además de mayor integración de la población en los sistemas sociales, como el seguro popular, y eficientar dichos sistemas sociales para que verdaderamente cumplan los objetivos para los que fueron creados. Otro punto estratégico debe ser la democratización de los sindicatos, pues mientras el dirigente sindical sirva a intereses ajenos a sus representados, éstos no tendrán la representación que merecen y no se transitará hacia la mejoría de las condiciones de los trabajadores, y por último, pero no por ello menos importante, sino al contrario, tan importante como todos los puntos señalados, mejorar al sistema educativo, de tal forma que la educación pueda llegar a cualquier lugar del país y además volverlo avanzado; es decir, que México apoye fuertemente a la creación de ciencia, pues esta será la que vuelque al país de la obsolescencia hacia la vanguardia en el mundo.

Referencias:
Johannes Hausser, Economía Social de Mercado, ¿un modelo para México?
Méndez Morales, Problemas Económicos de México.