lunes, 8 de octubre de 2012

Sobre la Elección Presidencial de Venezuela

Por Luis Enrique Martínez


Desde que inició este año estuve siguiendo paso a paso la elección presidencial de Venezuela. Antes de que los partidos políticos opositores a Hugo Chávez definieran a Henrique Capriles Radonski como su candidato de unidad, este personaje ya me había llamado la atención por varias cosas: la primera fue su juventud, la segunda su discurso y propuestas de cambio, y la tercera fue la gran campaña política que había iniciado. Capriles Radonski sería definitivamente el mejor candidato que tendría la oposición a Chávez, para tener la oportunidad de un cambio de régimen en ese país.

Me ha parecido muy lamentable que el día de ayer se haya declarado la reelección de Chávez por otros 6 años más -con los que cumpliría 20 años al frente del poder-. Me ha parecido lamentable puesto que en Venezuela impera un régimen autoritario, que no cree en la libertad y la democracia, y utiliza el aparato gubernamental para suprimir los Derechos Humanos de los venezolanos.

Es evidente que la elección del día de ayer ha estado llena de irregularidades y ha sido muy inequitativa... Hay quienes denuncian fraude electoral, a pesar de que Capriles Radonski ha decidido reconocer el triunfo de Chávez; algunos otros aseguran que Capriles Radonski ganó la elección presidencial, pero los jefes del ejército venezolano lo intimidaron con amenazas de un nuevo golpe de estado y desatar muertes de civiles en el país. Al final solo pocas personas conocen lo que en realidad sucedió en esa elección.

A quienes dicen que Chávez legítimamente ha ganado las elecciones de Venezuela, se les puede responder que el dictador Porfirio Díaz también ganó siempre las elecciones en México, así como posteriormente también el Partido Revolucionario Institucional, lo hizo.

La realidad de Venezuela es que en los 14 años que ha gobernado el régimen de la revolución, la población vive con serios problemas en materia de salud y falta de acceso a hospitales y clínicas; falta de oportunidades para la educación; los índices más altos de violencia en todo América Latina y un fuerte atraso tecnológico. Todo esto a pesar del auge petrolero de su país. En los estados donde gobierna el partido político de Chávez, hay serios problemas en los servicios públicos; un caso especial es la falta de agua potable.

El oficialismo, anclado en una campaña del terror en contra del cambio que ofrecía Capriles, dijo que al día de hoy Venezuela es mejor que cuando Chávez llegó al poder, utilizó a los empleados gubernamentales para hacer campaña y acudir a mítines, y los amenazó con ser despedidos si no apoyaban a Chávez, así como también se les dijo que si Capriles era Presidente, perderían sus empleos –lo cual Capriles negó rotundamente, y puso como ejemplo su gobierno en Miranda-.

Las misiones, que son apoyos sociales del gobierno, fueron condicionadas a cambio del voto para Hugo Chávez, y también se intimidó a los beneficiarios argumentando que si Capriles Radonski llegaba al poder, estas les serían retiradas. Los similares a Chávez en México –del PRD en su mayoría– aplauden la reelección de éste personaje, pues dicen que el “proyecto social” de Venezuela sería suprimido por la derecha capitalista, según ellos, representada por Capriles Radonski. Argumentos definitivamente provenientes de la ignorancia del proyecto de Henrique Capriles, y de su visión sesgada del mundo, mismo que para ellos se divide en dos: los capitalistas malditos, y los socialistas mesiánicos. A ellos les digo que el espectro político del mundo actual es mucho más complejo que las simples derechas e izquierdas que imperaron a principios del siglo pasado.

A pesar del resultado de la elección de Venezuela, resulta positivo reconocer que hay una generación de jóvenes que se está consolidando en la lucha por la democracia de su país. Una generación que me hace recordar el caso de Manuel Gómez Morin y de Efraín González Luna, jóvenes mexicanos que se aventuraron a combatir las insolencias del gobierno cardenista, y decidieron trabajar por un mejor país y formar una generación de ciudadanos que a la fecha ha trascendido en su legado y herencia en el Partido Acción Nacional, el auténtico partido político liberal y humanista de México.

El mismo candidato Capriles proviene de una generación de políticos jóvenes que buscan llevar a Venezuela a un régimen de libertades e igualdad de oportunidades, con un modelo económico actual donde quien decida emprender un negocio pueda hacerlo sin trabas del gobierno y con la certeza de que éste cuidará de sus propiedades.

Veo en esa generación de venezolanos la gran oportunidad de continuar con su lucha y de seguir transformando a su país. A pesar del resultado, esta elección no es del todo mala, pues se ha construido una oposición real que ha logrado obtener más del 44% de los votos de los venezolanos, el cual es un importante número de ciudadanos que le dijeron “No” al proyecto oficial. El reto de esta generación es permanecer y hacer crecer su liderazgo.

En esta era de la información, depende de la juventud de América Latina revalorizar el significado de la democracia y del voto para lograr los grandes cambios que nuestros países necesitan, con gobiernos auténticamente ciudadanos, verdaderos gobiernos emanados del pueblo y que sirvan al mismo pueblo, no a intereses de modas internacionales, o fobias político-económicas.

Es una gran noticia para Venezuela que tantos jóvenes hayan acudido a votar por un proyecto de progreso, y que sean estos quienes sigan impulsando la idea diferente de que en Venezuela "algo bueno está pasando" y que sí “Hay un Camino”, y lo seguirá habiendo.